viernes, 13 de noviembre de 2015

- DIA 5 (Parte II) - ....QUE DISGUSTO SE LLEVARIA


Ya en la entrada anterior hablé de cómo las ideas platónicas sobre la belleza se pusieron en entredicho  durante la Ilustración; haciendo mención a las ideas de  Burke.  "La Belleza, el agrado y la seducción para una estética de la moda y del kitsch", de Inmaculada Murcia Serrano, versa sobre los contraargumentos que han ido surgiendo  a lo largo de las diferentes épocas de lo que Tatarkiewicz denominó Gran Teoría de la Belleza, que no es más que la asociación de ésta a otras cualidades propias de los objetos como la proporción, la simetría o el equilibrio. Y yo, persona curiosa por naturaleza, no he podido dejar de cuestionarme, ¿ Cuáles son esos argumentos? ¿ En qué se basan los distintos autores para afirmar que la belleza no es perfección? ¿ No nos lo han inculcado así los distintos cánones estéticos? ¿ No dijo Diane Vreeland que "tenía que estar perfecta para su marido"? Quiero saber más... y continuo leyendo.

Lo que la Gran Teoría sostiene es que toda las cualidades asociadas a la belleza, según Bodei transmiten al individuo sensación de tranquilidad y sosiego; pero éstas aluden a la racionalidad, a la objetividad, a la perdurabilidad a lo largo del tiempo. En la Ilustración, con Hume como principal representante, se produce un giro: la belleza no es objetiva, sino que depende del sujeto que la contempla. Ya con anterioridad, Ficino argumenta en contra de esta teoría inicial, defendiendo el carácter efímero de la belleza. Y aquí es donde entra en juego el término clave sobre el que voy a basar la entrada: LA GRACIA.

¿Cuántas veces hemos comentado con nuestras amigas, que esa persona de la que estamos hablando, "no es guapa, pero es tan graciosa..."; como si pretendiésemos justificar su falta de perfección con otras cualidades, no perceptibles por la vista, como la simpatía, la habilidad para hacer reír, para crear un entorno agradable a su alrededor.... Pues, vengo a deciros  que lo gracioso está de moda.  Y no lo digo yo porque sí... ¿ Dónde residen las razones de mi afirmación?

Farre lo argumenta del siguiente modo: "A diferencia de lo bello, lo gracioso contará con un elemento de novedad o de movimiento, decisivo a partir de ahora, que será encumbrado una vez que se alcance la conciencia de la modernidad y que dará por finalizado el imperio del carácter intemporal de la belleza".  Pero no queda aquí la cosa... El ensayista William Hogarth en su obra Kritik der Urteilskraft, sostiene que "la regularidad, la simetría o el orden conducen a la uniformidad y de que ésta produce antes o después, aburrimiento. La belleza de la variedad compuesta, lo gracioso, se entiende como una  especie de infracción de la perfección estética, que por introducir variaciones en lo monótono, suscita mayor placer".



Después de leer esto, me quedo atónita.... reflexiono... y sonrío. Esta definición parece la dosis justa de autoestima que necesitaba. En una sociedad que aboga por las mujeres reales, aludiendo a las mujeres que no cumplen los canones estéticos de excesiva delgadez marcados por algunos sectores de la industria de la moda, ser perfecta aburre (a propios y ajenos). Podemos centrar todo  nuestro interés en tener el cuerpo perfecto, a base de dietas, gimnasio, cirugía estética y tratamientos cosméticos... O podemos disfrutar de la vida de otro modo: cuidarnos, llevar un estilo de vida saludable, viajar, disfrutar de un paseo al atardecer por el Retiro, compartir impresiones sobre nuestra última lectura, de contemplar una mañana de domingo soleada en pleno invierno, participar en una conversación inteligente (o absurda) con nuestros amigos.... y ser alguien gracioso, imperfecto, pero jamás aburrido.


Y no estoy afirmando que la búsqueda de la perfección implique renunciar a otros placeres y que se tenga que convertir en algo esclavizante para la persona... pero ya lo dijo William Sheakspeare:

"Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien".

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